OCIO
Indagar
en el concepto ocio implica situarse inicialmente en las
civilizaciones griega y romana. Partiendo de los griegos, quienes le
dan su carácter primigenio, el ocio, se reconoce a partir de Platón
y Aristóteles fundamentalmente, configurado como ideal desde la
suposición que los hombres somos mas de lo que parecemos (Byron Dare,
1991). El ocio permite el desarrollo de la potencialidad del ser
humano, y en este sentido se configura en ideal. Es así como
entendían los griegos que los esclavos eran necesarios porque con su
trabajo se cubrían las necesidades materiales de una sociedad,
mientras otros dedicaban su tiempo y energía al intelecto activo.
En
síntesis el ocio griego encierra la condición de ser en un
interrogante, una búsqueda de la expresión del hombre en su condición
ética, no en su expresión acabada y concreta en actividades del
tipo que en nuestros días pretendemos definir sino es concebido como
una predisposición del ánimo, del ser, como una actitud "para.."
configurada en un ideal de cultura.
A
diferencia de Grecia, a Roma le interesaba la expansión imperial y el
enriquecimiento personal- fundado en el desarrollo de la moneda-, los
que a su vez arrojaban una sostenida y creciente urbanización,
diferenciación de sectores sociales, grandes masas de desocupados
"libres", nuevos oficios y ocupaciones que derivaban de la
urbanización, lo que los mantenía ajenos a intereses comunes que se
dilucidaran en el plano de las ideas. La organización socioeconomica
sigue teniendo su escencia es el esclavismo.
En
este contexto, los aspectos del ocio significados en Roma pueden
centrarse en 1 -Se inicia una fusión en el ámbito individual
de las categorías “ocio-trabajo”, reconocida socialmente La
negación del otium romano, es el neg-otium, de donde deriva
“negocio” es decir, trabajo al que se dedicaban negociantes y
mercaderes. Ocio y negocio, son parte constitutiva del hombre
completo, y desde esas dos dimensiones el hombre se manifiesta; 2-
el tiempo de ocio, es en Roma atributo de las grandes masas –aunque
no en forma exclusiva- para quienes los poderosos sirven con fiestas
y espectáculos. Esto marca un perfeccionamiento del ocio popular que
deriva en ocio de masas como arma de “dominación”; 3- el
ocio se expresa en actividades concretas y colectivas
fundamentalmente de tipo <espectáculo>, no ya en términos de
ideas o ideal; 4- La búsqueda del placer está impregnada de
materialidad y desprovista de los parámetros de la moralidad
eteniense.
La
critica al ocio que surge en este período abarca dos dimensiones: la
económica y la moral. A partir de aqui el concepto ocio, tal como lo
hemos analizado, no tiene la capacidad de expresar un contenido
válido en diferentes momentos históricos. Cuando se intenta
recobrarlo, da lugar- por las condiciones históricas-, a un nuevo
concepto, El tiempo libre.
EL
TIEMPO LIBRE
La
revolución industrial marcó el punto de partida en la concepción
del tiempo libre. Tal como describe Thompson (1984), la revolución
industrial no era una situación consolidad, sino una fase de
transición entre dos modos de vida. Hacia el 1700 en Inglaterra
comienza a instalarse el panorama capitalista superponiendo a los
patrones de conducta socializados, los esquemas del disciplinamiento
en el trabajo, introduciendo en las escuelas la critica a la
moral de la ociosidad y la prédica a favor de la industriocidad. El
disciplinamiento y el orden en el trabajo pasó a invadir todos los
aspectos de la vida, las relaciones personales, la forma de hablar,
los modales, al punto tal que fueron minando la alegría y el humor;
"se predicó y se legisló contra las diversiones de los pobres"
(Thompson, 1984:449), en un intento de suprimir bailes y ferias
tradicionales, como parte de la desvalorización a la comodidad, el
placer y las cosas de este mundo. Estas medidas tienden a desterrar
los hábitos campesinos, socializados en un tiempo y espacio asignado
por el ritmo de la naturaleza en una forma de producción
agropecuaria, es decir un formación pre-capitalista no urbana. Tales
prohibiciones pretenden instaurar nuevas formas de apropiación del
tiempo.
Resumiendo,
la idea del tiempo libre en las sociedades pre-industriales no tiene
prácticamente puntos de relación con el concepto que se gesta a
partir de la revolución industrial. Nace en términos cuantitativos y
en su desarrollo encuentra la necesidad de cualificarse.
Inicialmente, también se configura como instrumental, para ganar un
espacio de autonomía, que encierra problemáticas propias de la era
industrial, como el tema de la libertad. Si bien nace como tiempo
"liberado" del trabajo, debe posteriormente, plantear una
liberación de la cultura jerarquizada, tal como lo planea Touraine
(1973: 197-230), y la cuestión de la alineación en el trabajo, para
poder seguir fundamentándose el concepto como tiempo libre. Aquí la
expresión ya tiene los dos aspectos considerados en todas sus
implicancias: tiempo libre, en tanto horas de no trabajo; y libertad
en el tiempo; en tanto libre disposición de ese tiempo, considerando
la libertad ideológica como psicologicamente, tal lo señala Munné
(1980).
Aparece
entonces un aspecto novedoso: la función que se atribuye al tiempo
libre para realizar sus operaciones de consumo. Nuevamente se
evidencia como las particularidades que adquiere el modo de
producción en una formación socioeconomica concreta, expresa un
dialéctica entre los diversos fenómenos de la vida social y la base
material que la sustenta (Kelle y Kovalzon 1985).
RECREACIÓN
El término, según reconocen algunos autores, se pone de moda en los años cincuenta, no significa que antes no hubiera estado presente, implica que en este momento comienza a generalizarse su uso, y por tanto colmarse de significados. Según Argyle (1996), una vez incorporado socialmente el derecho a una mayor disponibilidad de tiempo libre, comienza a hablarse de una "recreación nacional". Se reconoce que las actividades recreativas posibilitan la expresión de nuevas necesidades y capacidades. Esto implica que se reconoce la autonomía progresiva que va tomando un conjuntos de actividades, que en estrecha relación con las demandas de las destrezas exigidas en los ámbitos laborales, se adaptan al ámbito del tiempo libre y van a su vez evolucionando con características propias. De esta forma se explica el disfrute de actividades muy difundidas en la bibliografia especifica, el "bricollage", "jardinería", todas las actividades que promovían las habilidades manuales, en reacción a los objetos fabricados en serie desde el supuesto que el ejercicio de las habilidades manuales respondiera a una necesidad de romper el trabajo automatizado. Lo cierto es que tales actividades transferían los criterios de eficiencia, utilidad, racionalidad presentes en el mundo del trabajo industrial en consolidación, y a su vez demandaban la adquisición de "herramientas" para su ejecución, es decir comenzaban a imponer el consumo en el ámbito del tiempo libre del trabajador. Esclarecedora es en este sentido la definición de M. Mead (1957), quien propone que la recreación "condensa una actitud del placer que relación el trabajo con el juego".
Si desea conocer mas información clasificada sobre juegos CLICK AQUÍ
Bibliografía
- Argely, M (1996), The social psychology of Leisure.New York: Penquin Books
- Elías, N. (1992), Deporte y ocio en el proceso de la civilizacion.Mexico: Fondo de cultura economica.
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Bibliografía
- Argely, M (1996), The social psychology of Leisure.New York: Penquin Books
- Elías, N. (1992), Deporte y ocio en el proceso de la civilizacion.Mexico: Fondo de cultura economica.